El cuerpo como consecuencia
(Fotografía)
"El propio paisaje piensa en mi y yo soy su consecuencia” Cézanne
El cuerpo se refleja en el mundo y el mundo se refleja en el mismo cuerpo.
Cuando decidimos habitar un espacio abrimos la posibilidad de recordar nuestra participación constante en el mundo. En el momento que ante el espacio nos desnudamos despojándonos de toda idea y racionales apegos, prestamos nuestras emociones y asociaciones al espacio y este nos presta su aura que emancipa percepciones y visiones volviendo al cuerpo un lugar de referencia, imaginación e integración anunciando así nuestra experiencia como seres corporales y espirituales. Usamos nuestra capacidad de sentir para volvernos uno con el espacio dejando que este habite en nosotros para que la corporeidad transforme y comunique. No existe un cuerpo sin un espacio y no hay un espacio que no necesite de un cuerpo para extenderse y confabular en lo infinito. Hay un sentido de la realidad que solo la relación cuerpo y espacio puede manifestar. Habitar es un acto de responsabilidad pues en su suceder está el encuentro con el verdadero ser.